Además se vaticinan que habrá muchos cambios en la
demanda del mercado laboral. El trabajo, tal como conocen nuestros padres y
abuelos, se está muriendo. En el siglo XX el trabajo estaba encaminado a la
producción para el consumo masivo por parte de la clase media. El agotamiento
de los recursos naturales, la continua desaparición de la clase media, la
automatización de la producción, la concentración y la especialización del
trabajo con la globalización (los asiáticos se llevarán la mayor parte del
trabajo que no necesita mucha cualificación técnica y humana), etc. En el
futuro se demandarán nuevos profesionales creativos, con conocimientos
relacionados a TICs y con estudios avanzados, que no tienen nada que ver con
los trabajadores semicualificados y sin cualificación actuales. Además no se
precisarán tantos trabajadores, ni los sobrantes se podrán reciclar para ocupar
los nuevos trabajos que en la actualidad, normalmente, ocupa la clase media.
Lo explicado en el párrafo anterior está
desarrollado en el libro titulado El findel trabajo escrito por Jeremy Rifkin. Fue publicado en 1995 pero su
vigencia actual es absoluta. Su tesis se ha cumplido a rajatabla.
Vaticinaba que, en pocos años, el mundo se dividiría en dos grupos sociales muy
diferenciados. Por un lado, una élite escasa que controlará la economía global
de la alta tecnología, educados a conciencia en universidades de prestigio para
formar parte de una clase dominante. Por el otro, una inmensa masa de
trabajadores condenados al paro y a la economía de subsistencia durante toda su
vida. Afirma el autor: “El valor de mercado de la mano
de obra disminuye y seguirá haciéndolo. Después de siglos de definir el valor
del ser humano en términos estrictamente productivos, la completa sustitución
del trabajo humano por máquinas deja a los trabajadores sin autodefinición
válida o función social”.
Para no dejar en la absoluta
pobreza a los actuales y futuros trabajadores, cada vez más se está reclamando que
los gobiernos centrales garanticen una renta universal básica y de
supervivencia para aquellos que lo necesiten como una parte de la solución a
este problema. Sería también necesario para evitar el coas y el desmembramiento
de la sociedad occidental como civilización.
Por lo dicho
anteriormente, se podría afirmar que la
estructura social está cambiando. La clase media, tal como lo conocemos hoy,
está desapareciendo. En el futuro, tal como vaticinan los futurólogos y los
expertos, solo habrá dos clases sociales: la élite y la clase baja, que incluye
varias subclases, obreros y pagadores de la renta universal. Ya ha pasado la
época dorada –la mejor de la historia- donde la movilidad social ascendente era
posible.
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