lunes, 26 de mayo de 2014

Precarización laboral III

Además se vaticinan que habrá muchos cambios en la demanda del mercado laboral. El trabajo, tal como conocen nuestros padres y abuelos, se está muriendo. En el siglo XX el trabajo estaba encaminado a la producción para el consumo masivo por parte de la clase media. El agotamiento de los recursos naturales, la continua desaparición de la clase media, la automatización de la producción, la concentración y la especialización del trabajo con la globalización (los asiáticos se llevarán la mayor parte del trabajo que no necesita mucha cualificación técnica y humana), etc. En el futuro se demandarán nuevos profesionales creativos, con conocimientos relacionados a TICs y con estudios avanzados, que no tienen nada que ver con los trabajadores semicualificados y sin cualificación actuales. Además no se precisarán tantos trabajadores, ni los sobrantes se podrán reciclar para ocupar los nuevos trabajos que en la actualidad, normalmente, ocupa la clase media.
Lo explicado en el párrafo anterior está desarrollado en el libro titulado El findel trabajo escrito por Jeremy Rifkin. Fue publicado en 1995 pero su vigencia actual es absoluta. Su tesis se ha cumplido a rajatabla. Vaticinaba que, en pocos años, el mundo se dividiría en dos grupos sociales muy diferenciados. Por un lado, una élite escasa que controlará la economía global de la alta tecnología, educados a conciencia en universidades de prestigio para formar parte de una clase dominante. Por el otro, una inmensa masa de trabajadores condenados al paro y a la economía de subsistencia durante toda su vida. Afirma el autor: “El valor de mercado de la mano de obra disminuye y seguirá haciéndolo. Después de siglos de definir el valor del ser humano en términos estrictamente productivos, la completa sustitución del trabajo humano por máquinas deja a los trabajadores sin autodefinición válida o función social”.
Para no dejar en la absoluta pobreza a los actuales y futuros trabajadores, cada vez más se está reclamando que los gobiernos centrales garanticen una renta universal básica y de supervivencia para aquellos que lo necesiten como una parte de la solución a este problema. Sería también necesario para evitar el coas y el desmembramiento de la sociedad occidental como civilización. 

Por lo dicho anteriormente, se podría afirmar que la estructura social está cambiando. La clase media, tal como lo conocemos hoy, está desapareciendo. En el futuro, tal como vaticinan los futurólogos y los expertos, solo habrá dos clases sociales: la élite y la clase baja, que incluye varias subclases, obreros y pagadores de la renta universal. Ya ha pasado la época dorada –la mejor de la historia- donde la movilidad social ascendente era posible. 

martes, 20 de mayo de 2014

La precarización laboral II

Aquí vamos enseñando unas cifras alarmantes y tipos de precarización laboral, los datos lo hemos sacado de otras páginas webs con enlaces que demuestran que los datos son ciertos:

  • España es el país de Europa con más precariedad laboral, según las estadísticas. Primero, somos el país con más contratos temporales: 23% de todos los contratos, frente al 14% en Europa. Y sobre todo en los dos colectivos que más los sufren: jóvenes (65% con contrato temporal) y mujeres (un 26%). De hecho, un 92% de los contratos firmados hasta septiembre de 2013 son temporales. Además, España es el país europeo donde menos contratos temporales se hacen fijos: 16% frente al 23% en UE o el 41% en Alemania.

  • Un 33% de los contratos firmados de 2013 son a tiempo parcial y otro 28,5% por obra. Ya representan el 16,4% de los contratos, aún por debajo de Europa (19,5%), pero lo preocupante es que mientras en otros países hay una mayoría que eligen trabajar menos tiempo, en España se hacen porque son lentejas: o los tomas o no hay otros. Así, los contratos a tiempo parcial “involuntarios” son el 62% en España y el 28% en Europa (18% en Alemania)

  • Hay muchas otras formas de precariedad laboral en auge como la subcontratación en cadena: personas que trabajan para una gran empresa a través de una, dos o más empresas interpuestas, subcontratistas que les explotan y malpagan quedándose con la diferencia. Y que desaparecen incluso si vienen mal dadas. Y los falsos autónomos, muchos de ellos trabajadores despedidos de una empresa que trabajan para ella en exclusiva, a veces en la misma mesa, como autónomos, pagándose su Seguridad social, sin vacaciones ni extras: arquitectos, periodistas, ingenieros y muchos profesionales de la construcción y hostelería. Y además están cientos de miles de becarios, jóvenes que trabajan con o sin contrato, con o sin sueldo, años y años, la mayoría sin cotizar.

  • Luego está el trabajo más precario, el empleosumergido: se estima que hay entre 1 y 4 millones de empleos sumergidos, cubiertos por parados o por subempleados, la mayoría en la construcción, agricultura, hostelería y comercio y en los trabajos domésticos. Y el último eslabón de la precariedad son los inmigrantes ilegales, contratados en la calle y llevados en furgonetas a trabajar a fábricas ilegales o al campo, hasta por 4 euros la hora.

  • España es el país europeo con más jóvenes sobrecualificados, que ocupan empleos por debajo de su cualificación, un 33% frente al 21% en la UE. 

  • Por último, todos los estudios apuntan a que las posibilidades de encontrar un trabajo se desploman a partir de un determinado momento. No hay una línea fija, pero los expertos hablan de entre seis meses y un año. Si se llega a esa situación, la vuelta al mercado laboral se convierte en un muro muy difícil de escalar. En España, casi 3,6 millones de parados han superado ese límite. Y lo que es aún peor, 2,3 millones llevan más de dos años sin trabajo. Y además por primera vez, el número de desempleados eternos supera al de aquellos que llevan menos de un año sin un empleo.

  • Parados según el tiempo en situación de desempleo

jueves, 15 de mayo de 2014

Lectura semanal VII


La precarización laboral

Queremos hablar un fenómeno social que ha llegado para quedarse y que alterará profundamente la estructura social, se trata de la precarización laboral. Cada vez oímos y hablamos más de este concepto hasta ser casi la norma, lo normal, en este mercado laboral al que estamos encaminados. Esta nueva precarización laboral no solo se trata de bajadas del sueldo sino que, incluso, tener un trabajo ya no garantiza la supervivencia digna, que no basta tener un trabajo para sobrevivir, sino que es necesario tener varios trabajos y, además, acaba siendo obligatorio hacer permanentemente malabarismos en las economías domesticas (un 12,3% de los trabajadores españoles, más de dos millones, viven en riesgo de pobreza).

Un libro, titulado por cuatro duros. Como (no) apañársela en EEUU, muy bueno que está generando mucha polémica y debate y que explica muy bien este nuevo fenómeno que está llegando a España. Se trata de una investigación sobre la precarización del trabajo en EEUU y la siempre y difícil lucha por la supervivencia. Recientemente he leído otro buen libro (que no logro recordar el titulo ni del autor, una pena) sobre el mismo tema que ha sido aclamado por la crítica y es de lectura obligada en los institutos y en las universidades. 

En fin, ha surgido, o más bien ha vuelto, el trabajo esclavista, los nuevos esclavos del siglo XXI.

Ya nada nos sorprende, pero es indignante: empresas que no pagan las nóminas o bajan un 25% los sueldos; horas extras que no se pagan; médicos en paro que hacen guardias en varios hospitales; profesores contratados por días; camareros con contratos a media jornada pero que trabajan 12 horas; becarios sin cobrar durante años; empleos a comisión sin sueldo fijo y hasta empresas que cobran a los que buscan trabajo. Hay miles de ejemplos de trabajo precario (ilegal y legal) y de abusos a parados y trabajadores, cada vez más indefensos. Las grandes y pequeñas empresas los consideran como trabajadores kleenex, de usar y tirar. Se recortan sueldos, se cambian horarios y se quitan horas extras, se reducen derechos y se cambian contratos más estables por otros temporales y más precarios.

Antes, en la época de la bonanza económica española, se consideraban precarios los trabajos llamados mileuritas, los más bajos e indeseados, pero ahora ya es un lujo tener un trabajo de este tipo porque ya se considera un sueldo normal e incluso bueno. Según el último estudio del CIS el 48,7% de los españoles trabajadores –casi la mitad de los encuestados- viven con unos ingresos mensuales inferiores a 900 euros netos. También constata que el 19% de la población adulta no tiene ingresos de ningún tipo, siendo además este el grupo más numeroso. Actualmente, una buena parte de los nuevos contratos laborales tienen un salario igual o próximo al SMI (Salario Mínimo Interprofesional, situado en unos 650e).


También se demuestra que la pobreza es un pez que se muerde la cola a sí misma, ya que una gran parte de los pocos y devaluados ingresos se destinan a los gastos básicos como la vivienda, el transporte (coche y gasolina) y la alimentación más barata,  también precaria y de mala calidad. Con una mala alimentación y estrés continuo se producen problemas de salud cuyos cuidados cuestan dinero y pérdidas de oportunidades laborales. Además, se incrementan las deudas mensuales por créditos impagables, etc. También la educación es cada vez más competitiva y se reducen las ayudas estatales en educación y en becas, por lo que se reducen las oportunidades  de los estudiantes para salir de la pobreza de sus padres.  

jueves, 8 de mayo de 2014